Cómo hemos cambiado...
Se supone que es Navidad... esa fecha que tanto se celebra y que a mí, sinceramente, me trae un poco sin cuidado. Reconozco que cuando veo disfrutar a los niños se me va a la mente a mi infancia y me veo muerto de miedo el día que Baltasar me dio un regalo. Si hubiese sabido para entonces que por el siglo V un papa llamado San León (hay que tener ganas), decidió que los reyes eran tres y que uno iba a ser de piel oscura, pues quizás hubiese tenido menos terror... Ahora pienso que este supuesto papa debió de ser de los primeros guionistas, porque la película le salió redonda... A lo que voy, que mi historia con Baltasar se reduce a que nos reunían a los niños en un enorme cine y allí estaban los tres reyes esperando que uno a uno desfilásemos para recoger nuestro presente. Yo me veo aún en la fila, pidiendo a ese dios en el que aún creía, que no me tocase el señor oscuro, que quería al de pelo blanco, que no, que no, que la televisión por aquel entonces nos había enseñado que señor de