MATAR A UN ESCRITOR
Hace un par de días, escuché algo que me produjo en mi una mezcla de reacciones que acabaron con apagar la tele de un golpe. Ni siquiera recuerdo cómo llegué hasta aquella entrevista. Iba de un canal a otro. Agobiado por el calor, ese que por las noches se recubre de pegamento y se pasea por cada milímetro de nuestra piel y nos hace refunfuñar sin cesar. De repente, aparece en la tele Mercedes Milá. Aunque el programa en cuestión no era uno de mis favoritos, la dejé. Me hace gracia. Es, o era, agradable verla hablar a su antojo y eso permite que mi mente se relaje unos minutos. Pero la oí meterse con Almudena Grandes, la escuché decir que los escritores le importábamos un pimiento. Creo que las palabras exactas fueron: "A mi el escritor no me importa NADA". Lo decía con vehemencia. Esa de la que hace gala y que le reporta aplausos poco objetivos que la engrandecen. Me quedé de piedra. Seguro que si leyese esto, me diría que no sé de lo que hablo. Que no entendí NA