EL ABRAZO
Me he pasado un buen rato mirando el espacio reservado para el título y se me ocurren tantos que pienso que voy a dejarlo en blanco... Porque después de unos días, he decidido ponerme a escribir desde el dolor y la ausencia. Creo que debo de irme muchos, muchos años atrás. Fue a principios de los noventa cuando me fui a vivir a Lanzarote. La isla me vino a recibir con todo su esplendor y sus ganas de rodearme con su magia. Era un cambio en mi vida, un empezar de nuevo e intentar hacer las cosas de otra manera. Ni siquiera sabía si estaba preparado, pero tenía que intentarlo. Llegaba con mis maletas y mis animales: dos gatos y una perrita. Ya tenía una pequeña casita con un jardín en el que la vida se iba a reinventar a cada minuto. Acudí a mi trabajo. Iba a llevar el control de un hotel, una cosa que jamás me había planteado y que nada tenía que ver con mis expectativas de cine y televisión. Pero la vida te lleva por diferentes caminos, te engaña con espejismos y tan