La presencia...
Pues sí, estoy de vuelta, pero de vuelta sin haberme ido... Siento tener esto tan abandonado, pero empiezas con proyectos, te lanzas a escribir cuarenta cosas y te olvidas de que tienes una vida que igual puede que interese a alguien y que está un poco más allá de la ficción.
Así que me pongo a escribir ahora sin idea alguna de lo que voy a poner. Y no sé de qué me extraño, porque es lo que suelo hacer incluso en las historias que ni siquiera supe haber imaginado. Muchas veces, me siento, miro la pantalla en blanco y aparecen un par de personajes... Poco a poco me van contando lo que les pasa y surge una historia. Y así nace mi imaginación.
Bueno, pues durante estos dos meses que he desaparecido de aquí han pasado cosas interesantes. Algunas se pueden contar, otras no... por lo que no sé lo que contaré o no. Ni siquiera soy consciente de si voy a terminar ahora mismo estas incongruencias pues, probablemente habéis dejado de leer hace un rato.
Pues han pasado muchas cosas: mi presencia absoluta en los Goya, mi presencia absoluta en los Goya y mi presencia absoluta en los Goya. Este año, por fin, me invitaron y la experiencia fue inolvidable. Encontrarme con unos y otros me dio fuerza para seguir en esta profesión que tantos altibajos tiene. Intentas hacerte un hueco y ves que ese hueco es muy pequeño. Que somos muchos. Que a veces hasta te falta la respiración. Las ideas se mezclan. Puedes escuchar los pensamientos de aquellos que no saben cómo plasmarlos. Puedes sentir la ira de aquellos cuyas ilusiones terminaron en cajones oscuros y decepcionantes. Pero sigues adelante y piensas que llegará tu momento. Y escribes. Escribes sin parar. Porque es lo único que sabes (y quieres) hacer. Trabajas, muchas veces, sin que te paguen un euro. Te dicen que estás sembrando. Que siembras para recoger o siembras para tirar. Las ideas se forman de un reciclaje constante de proyectos descartados. Pero te lanzas a esa ciclotimia y te dejas llevar. Empiezas el día feliz. Con fuerza. Con mil ganas (o quizás 977). Escribes. Creas. Piensas. Sueñas. Imaginas tu guión en pantalla (grande o pequeña). Ves actores y actrices mimetizadas con las palabras. Eres feliz. Tu trabajo es perfecto. Pero llega la tarde. Una presencia te acompaña todo el tiempo. Sabes que te mira con ansias. No debes de mirar atrás. Si lo haces estás perdido. Pero lo haces. Qué diablos! (esta exclamación me parece de lo más tonta, pero, qué diablos, la voy a usar), somos creativos, somos curiosos, somos auténticos cotillas. Así que la miras. La descubres. Y caes en sus brazos. Miras de nuevo lo que has escrito y ya no lo ves desde el mismo prisma. Los actores y actrices que imaginaste, han huido a series con más presupuesto y futuro. Las palabras te parecen horribles... Si pudieses rasgar en dos la pantalla lo harías... El tirar el documento a la papelera virtual no te parece suficiente, pero sabes que no debes hacerlo... porque de alguna manera, la presencia se irá. Te dejará en paz y, puede, que todo vuelva a ser como la mañana. Y te sientes triste. Sientes que no estás apoyado. Que tu país no te apoya. Que tu gobierno va castrando cualquier posibilidad de salir de ese hueco en el que te metiste y que ahora te da claustrofobia. La cultura llora. La cultura no entiende lo que pasa. Ves que empiezan a llamar arte a la muerte de animales. Empiezas a entender menos aún. Subvencionan aquello que, para mi, es una aberración y utilizan su sangre para teñirse de patriotas. Y a los artistas los critican por gritar. Los acusan de demagogos. Se quedan en la superficie, porque es lo único que saben hacer. Y me da rabia que este mundo, este mundo de piel de toro, olvide el dolor, olvide la traición, olvide las mentiras. Porque tengo la sensación de que se olvida constantemente. Nos manipulan. En la política, en la televisión, en los anuncios, incluso, creo, en la música. Y olvidamos. Nos dejamos atontar por cortinas de humo que huelen a pólvora. Y atentados terroristas que tanto nos impactaron quedan en el pasado. Engaños de presidentes se convierten en chistes. Y cosas tan graves como una corrupción completa y total, será teñido de futuros Mundiales de fútbol y Rojas que nos harán sentir un poco más ridículos.
Y entonces intentas volver a levantarte e imaginar. Sabes que puedes. Que lo harás aunque no cobres un duro (sí, un duro, que ya digo que a mi lo de Euros pues no me gusta, que me suena a planeta lejano y dañino), porque es lo que has estado deseando hacer toda tu vida. Que sabes que ese hueco, ese hueco en el que las ideas aún se entremezclan, se hará más grande y todos tendremos cabida. Pero debemos unirnos, unirnos de verdad. Pienso que si no olvidamos, si creemos, si sabemos, tendremos la fuerza de pelear. Pero, el español, ese español de "si no va a servir de nada que yo haga algo..." , puede que abra los ojos de una vez y grite. Que el 15 M no sea tan sólo una fecha que estuvo bien, que emocionó y llenó los bolsillos de programas y telediarios. Que la lucha, de cualquier manera, se pueda hacer día a día... sobre todo no dejando que esa presencia nos gane con su mirada. Que sea capaz de mirarle a los ojos y fulminarla. De mirar aquello que escribo y saber que está bien. Que los proyectos salgan adelante y tengamos fuerza para continuar....
Así que voy a ver si le invito a un café o a una tila. A ver si me siento con ella y le hablo de este país. Que se vaya donde realmente la necesitan y hable a los que realmente no quieren escuchar.
Está detrás de mi. Otra vez. Debo de mirarla. No voy a caer en sus redes de tristeza y vacío. Me doy la vuelta. Se ha sorprendido. No se lo esperaba. Le digo que ya está bien. Que tiene trabajo en otros lugares. Que despliegue sus alas negras y termine con lo que no debió de empezar. Grita. Sale por la ventana... y veo su estela dorada que desaparece entre las nubes de esta lluvia que ya no quiere llegar...
Buena vida a todos y todas....
Muy bueno. Gracias por este texto. Besos
ResponderEliminarSi hubiera más gente que pensará así, otro gallo cantaría. Buenos días.
ResponderEliminarmuy bonito. somos guerreros y no nos van a vencer. aqui se dice mas vale maña que fuerza y todo vale para tumbar a Goliat....
ResponderEliminarEs un auténtico placer leerte. Todo lo que dices tiene sentido. Tus palabras son un punto de referencia que me hace sentir que aún no está todo perdido, que la coherencia y la sensatez aún existen y que esa sinrazón que nos abruma a diario desde los periódicos o las noticias de televisión no es más que una pequeña parcela de locura, no un todo como pueda parecer a veces y que todavía podemos hacer algo para que esa presencia de la que hablas no se apodere de todos nosotros. ¡Gracias Javier!
ResponderEliminarGracias Elia, María José y el resto que habéis tenido bonitas palabras para mis pensamientos... La verdad es que el saber que todos estáis ahí, me hace seguir adelante y dar rienda suelta a los sueños...
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu blog, te he descubierto a través de twitter y ha sido un placer leerte; esto es lo bueno de las nuevas tecnologías :D . Me siento identificado con algunas partes de tu post y me alegra que tengas ese optimismo ante la difícil labor de la escritura, a ver si me contagio un poco del mismo ;). Te visitaré con frecuencia a partir de ahora. Un saludo :)
ResponderEliminarEste texto me ha dado fuerzas para seguir luchando Javier. Muchisimas gracias por escribir.
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