FELIZ DÍA DEL AMOR...
La verdad es que hace mucho tiempo que no escribo y supongo que la razón es porque no encuentro algo interesante que contar. Veamos... me ocurren muchas cosas día a día pero no siento como que tuviese que contarlo aquí. Ya me perdonaréis si os he abandonado aunque, sinceramente, eso no ha ocurrido.
¿Habéis tenido alguna vez la sensación de que ya no volveréis a amar? Pensad en la pregunta. Quizás tú que me lees estás enamorado... enamorada. Pero incluso os podéis hacer la pregunta. Esa que te pone en la situación de que tu relación actual acabase (deseo que eso no os ocurra); una relación llena de amor en la que te entregas (aunque te asalte la rutina que puede que sea otra fase del amor (no dejéis que ocurra), y sin la cual crees que no podrás volver a amar. Os dejo un rato para que os nutráis de su duda, de su inquietud.
¿Ya? ¿Crees que volverías a amar? Puede que tú que me lees ahora hayas acabado una relación. Estés ahí en ese limbo en el que te dedicas a ti mismo y ni siquiera te planteas relaciones o amores pasajeros. Has acabado y quieres dejar el tiempo pasar. Tu duelo será lento o rápido (depende de todo el amor que pusieses en la balanza), y llegará un día en el que te creas preparado. Miedo. ¿Sientes miedo de sentir? No te preocupes porque sentir es bueno y necesario. Ama. Porque amar te hace un poquito más humano.
Hoy es el día del Amor. Así lo llaman. 14 de febrero. Hoy he visto por la calle personas con ramos de rosas. Hombres y mujeres llenos de ilusión y eso me llena el alma, la verdad. Me la llena mientras miro de reojo y pienso: "¿llegaré algún día a ese punto?"
Hace casi dos años que volví a este supuesto mercado del amor. Un amor que, como dije en la pasada entrada, viene con GPS para darte más comodidad y menos problemas. ¿En serio? Creo que todo ha cambiado demasiado. Te anuncias cual piso en venta y pones tus mejores características. Sabes que no eres un piso para todo el mundo, quizás aún estás anticuado y sigues valorando cosas que arquitectos modernos ya han desechado por aburrimiento o vanguardismo. Pero tú te das cuenta de que no puedes cambiar. Que sigues siendo ese romántico empedernido que cree en finales felices y príncipes azules que despertarán por la mañana y serás lo primero que venga a su mente.
También sabes que el primer paso para que te amen es amarte, quererte, sentirte. Y ese paso ya lo he cerrado. Ya he quedado decenas de veces a cenar conmigo mismo. Ya me he mirado a los ojos y me he aceptado con mis defectos y mis virtudes. Ya he identificado cada arruga, cada centímetro de carne que me habla del peso de los años. Ya me he abrazado a la almohada cada noche y me he deseado felices sueños. Ya he pasado por todo eso y me he dejado ir. Me he dado permiso a ser yo y no cambiar ni un ápice de mis suspiros.
Porque a lo largo de estos casi dos años me he encontrado gente muy dañada. Gente con miedo a querer y, sobre todo, a ser querida. He notado cómo esas personas se ponían a la defensiva cuando te dejabas fluir. Gente con normas que yo no puedo aceptar, normas que me llevan a pisos modernos con demasiados baños que no creo pueda utilizar nunca. Porque para mi amar es sencillo. Para mi es fácil querer si la otra parte es aquello que espero. ¿Tan difícil es encontrar a alguien que quiera compartir contigo cada segundo de su vida? Sí. Lo es. ¿Tan difícil es encontrar a alguien que cuando está lejos de ti se le llene el estómago de esas mariposas de las que tanto hablan y que yo he sentido a lo largo de mi vida? Sí. Lo es.
Dolor. Pasado. Desconfianza. Todo eso me encuentro a lo largo del camino. Quizás alguno de los que habéis pasado por mi vida os sentiréis identificados. No me importa, porque imagino que sois felices con la forma en la que seguís el día día. Sin embargo no es el mío. Mi día a día se llena de anhelos. De ver amigas que se aman con locura aunque han pasado años y años. Un amor que reclama soledad para que se amen, para viajar de la mano, para que cada día los suspiros sepan a nuevo. Y las admiro. Y las envidio. Porque me doy cuenta de que las personas que podrían ser parte de mi vida ya tienen su vida. Un vida llena de miedos y esa desconfianza de la que hablé. Una vida que se ha alimentado de soledad y rarezas. Esas que te dicen que ya no están para vivir con nadie. Que desean su espacio (ese que han usado hasta la saciedad), y que prefieren que las cosas vayan lentas o que incluso te hablan de parejas abiertas. Y yo no soy así. ¿Recordáis? Vivo en otro punto de la historia o de la galaxia. Soy monógamo y romántico; dos cualidades por las que hoy en día puede que te pongan una orden de alejamiento.
Pero amo y mientras amo soy feliz. Amo y quiero. Durante ese espacio de tiempo, dure lo que dure, me entrego y todo toma sentido.
Así que lo diré las veces que sea necesario: no busco el amor... sencillamente lo espero. Algún día puede que aparezca y todo justifique la espera. O puede que no. Puede que haya llegado y tan solo tenga que identificarlo.
Y estoy abierto a él. En este día lleno de flechas y corazones. Estoy abierto a él y cada día que pasa se me hincha el alma con más amor para dar.
Quizás, tú que me lees notes la caricia de mis dedos mientras escriben y sepas que todo esto es por ti. Nunca se sabe. La vida es juguetona y tiene muchas sorpresas aún por descubrir...
Feliz día... feliz espera...
Hoy es el día del Amor. Así lo llaman. 14 de febrero. Hoy he visto por la calle personas con ramos de rosas. Hombres y mujeres llenos de ilusión y eso me llena el alma, la verdad. Me la llena mientras miro de reojo y pienso: "¿llegaré algún día a ese punto?"
Hace casi dos años que volví a este supuesto mercado del amor. Un amor que, como dije en la pasada entrada, viene con GPS para darte más comodidad y menos problemas. ¿En serio? Creo que todo ha cambiado demasiado. Te anuncias cual piso en venta y pones tus mejores características. Sabes que no eres un piso para todo el mundo, quizás aún estás anticuado y sigues valorando cosas que arquitectos modernos ya han desechado por aburrimiento o vanguardismo. Pero tú te das cuenta de que no puedes cambiar. Que sigues siendo ese romántico empedernido que cree en finales felices y príncipes azules que despertarán por la mañana y serás lo primero que venga a su mente.
También sabes que el primer paso para que te amen es amarte, quererte, sentirte. Y ese paso ya lo he cerrado. Ya he quedado decenas de veces a cenar conmigo mismo. Ya me he mirado a los ojos y me he aceptado con mis defectos y mis virtudes. Ya he identificado cada arruga, cada centímetro de carne que me habla del peso de los años. Ya me he abrazado a la almohada cada noche y me he deseado felices sueños. Ya he pasado por todo eso y me he dejado ir. Me he dado permiso a ser yo y no cambiar ni un ápice de mis suspiros.
Porque a lo largo de estos casi dos años me he encontrado gente muy dañada. Gente con miedo a querer y, sobre todo, a ser querida. He notado cómo esas personas se ponían a la defensiva cuando te dejabas fluir. Gente con normas que yo no puedo aceptar, normas que me llevan a pisos modernos con demasiados baños que no creo pueda utilizar nunca. Porque para mi amar es sencillo. Para mi es fácil querer si la otra parte es aquello que espero. ¿Tan difícil es encontrar a alguien que quiera compartir contigo cada segundo de su vida? Sí. Lo es. ¿Tan difícil es encontrar a alguien que cuando está lejos de ti se le llene el estómago de esas mariposas de las que tanto hablan y que yo he sentido a lo largo de mi vida? Sí. Lo es.
Dolor. Pasado. Desconfianza. Todo eso me encuentro a lo largo del camino. Quizás alguno de los que habéis pasado por mi vida os sentiréis identificados. No me importa, porque imagino que sois felices con la forma en la que seguís el día día. Sin embargo no es el mío. Mi día a día se llena de anhelos. De ver amigas que se aman con locura aunque han pasado años y años. Un amor que reclama soledad para que se amen, para viajar de la mano, para que cada día los suspiros sepan a nuevo. Y las admiro. Y las envidio. Porque me doy cuenta de que las personas que podrían ser parte de mi vida ya tienen su vida. Un vida llena de miedos y esa desconfianza de la que hablé. Una vida que se ha alimentado de soledad y rarezas. Esas que te dicen que ya no están para vivir con nadie. Que desean su espacio (ese que han usado hasta la saciedad), y que prefieren que las cosas vayan lentas o que incluso te hablan de parejas abiertas. Y yo no soy así. ¿Recordáis? Vivo en otro punto de la historia o de la galaxia. Soy monógamo y romántico; dos cualidades por las que hoy en día puede que te pongan una orden de alejamiento.
Pero amo y mientras amo soy feliz. Amo y quiero. Durante ese espacio de tiempo, dure lo que dure, me entrego y todo toma sentido.
Así que lo diré las veces que sea necesario: no busco el amor... sencillamente lo espero. Algún día puede que aparezca y todo justifique la espera. O puede que no. Puede que haya llegado y tan solo tenga que identificarlo.
Y estoy abierto a él. En este día lleno de flechas y corazones. Estoy abierto a él y cada día que pasa se me hincha el alma con más amor para dar.
Quizás, tú que me lees notes la caricia de mis dedos mientras escriben y sepas que todo esto es por ti. Nunca se sabe. La vida es juguetona y tiene muchas sorpresas aún por descubrir...
Feliz día... feliz espera...
Me encanta... Como siempre, no me has dejado indiferente. Y anímate, te dejo una frase de una canción preciosa "No te buscaba y me supiste encontrar".
ResponderEliminarChapeau!!!
ResponderEliminarPrecioso!!! Pero.... cuando se ha conocido el AMOR, con MAYÚSCULAS, es muy difícil volver a encontrarlo.... pero seguro que entre 7.000 millones de personas puede aparecer de nuevo ...ojalá.... No hay nada que mas desee para algun@s amig@s y para mi mismo. Por que cuando se ha tenido.....y el destino te lo quita... te das cuenta que lo ÚNICO por lo que merece la pena la vida es por el AMOR a una pareja y a tus amig@s. Lo demás........ lo tiene cualquiera...
ResponderEliminarProfundo, sincero, real. Ese amor llegará, sin saberlo y sin buscarlo, llegará, solo tiene que estar atento y seguir deseándolo. Vive despierto en el mundo de los sueños, de los deseos, de los anhelos, y sabrás reconocerlo. Y cuando llegue ese momento, hazlo saber y comparte tu alegría con nosotros.
ResponderEliminarEsto llegó a mi núcleo. Una estupenda manifestación del amor!
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