Temporada 2 - Episodio 5 "Ocho"
¿Quién no recuerda "Con Ocho Basta"? Por aquel entonces e influenciado por ella, yo me veía en una casa típica americana, con doce o trece hermanos (con los cuales la relación sería una maravilla aderezada por banda sonora de ensueño) y, naturalmente, hablando en inglés, pues después de tanto serial sobre tierras lejanas y repletas de casitas de cuento con jardín repleto de flores, no me veía en otro lugar pasando el principio de mi madurez y el final de mis días. Devoraba visualmente cada uno de los episodios, sintiéndome parte de aquella familia, viviendo cada una de sus alegrías y otras tantas penas. Sobre todo el que la madre solo pudiera rodar cuatro episodios antes de caer enferma... Si no lo sabéis ella murió un par de semanas después de estrenarse en primer capítulo. Así que el mazazo de que el Sr Tom Bradford se quedase viudo nos cogió por sorpresa, preparándonos para un futuro siglo XXI con seriales repletos de horrorosas desgracias.
Así que la segunda temporada nos trajo una nueva integrante en la familia y madrastra de los chicos. Aún hoy, en serio, me acuerdo de sus nombres... pues todos eran los hermanitos americanos que queríamos tener todas las navidades en nuestro pequeño salón con árbol de navidad esquinero, no más alto que nosotros y con anárquicos adornos que nuestras madres iban acumulando con los años y que tanto placer nos daba mirar (si es que el exceso de espumillón nos lo permitía)... David, Susan, Joanie, Mary, Tommy, Elizabeth, Nancy y Nicholas. Seguro que os acordáis de todos, porque cada uno tenía su lugar en nuestros corazones. A mí, particularmente, me gustaba Nicholas (quizás por la proximidad en la edad... vale.. no me lo creo ni yo) y Nancy (porque era la guapa, la más popular del instituto y, eso, parecía ser muy importante a mis ojos españolitos y cuya efímera popularidad en el colegio era el haber conseguido completar el álbum de Heidi, ¿recordáis?).
Así que disfruté mucho con ella y aprendí que la capital de Califonria no era Los Angeles (también que Charlie no era de allí), sino Sacramento (qué desilusión) y eso a alguno, probablemente, le serviría en el futuro para ganar los 50 kilos de "Quién quiere ser millonario".
Y a todos aquellos que no hayan podido disfrutar de ella o a los que se estén estrujando los sesos y se pregunten: "¿De qué demonios está hablando este tío?", os dejó un vídeo que os refrescará algo la memoria...
Luego seguro que vais a decirme que sí, que en su momento todos hemos hecho o intentado hacer la pirámide humana. Que en su momento dijimos "¡Venga, como los de con ocho basta!" y que la bofetada final es lo que quizás os haya creado esa pequeña amnesia que no os permitía recordar de lo que hablaba. Y, para terminar, hasta hoy en día me duele que al pobre Nicholas lo pusiesen de figurita del pastel, para que el tremendo porrazo le hiciese acabar con los dientes clavados en el perfecto jardínnorteamericanoconcasadeensueñoybandasonorasinigual...,
¡Qué monos todos!¡Qué pelos, con esas rayicas tan marcadas! ¡Qué nostalgia de veranos pasados!. Viene a ser, salvando las distancias culturales, la sensación que tienes cuando ves fotos de entonces y te encuentras tan rancio...y lo majo que te veías en tiempos. En fin, estas series que nos han hecho tan felices corroboran el paso del tiempo y que el mundo ideal que esperábamos encontrar no se parece en nada a la felicidad que tenemos, que sí que es absolutamente real.
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