La Parte Más Importante De Mi Vida
Hace ya tiempo que hice la última entrada. Esa que iba dedicada a Pilar. Esa que he dejado durante días y días, para que sea el homenaje que merece. Desde entonces he pensado en ella mucho. Su imagen ya viene limpia y sonriente. Supongo que allá donde esté se habrá reunido con su hijo y pasearán entre volcanes y los campos repletos de viñas en La Geria. Y viene a mi mente Lanzarote. Viene a cada momento. Allí pasé una parte importante de mi vida. Cuando hablamos así, se piensa en años y años, y creo que los momentos importantes no saben de cantidad. Una parte importante de tu vida puede ser un segundo, un día, unas horas. Todo aquello que nos marca para siempre, se graba en nuestro corazón y pasa a engrosar el volumen de "La Parte Más Importante de Mi Vida".
Llegué allí un mes de Enero y aterricé en el aeropuerto cargado de frío y recuerdos de invierno. El sol me recibió regocijado y yo lo abracé. Era una nueva vida. Empezar de cero. Huir de un camino que me estaba llevando al borde de un precipicio. Y cuando llegas a ese punto, tan sólo te quedan dos opciones: saltar o darte la vuelta. Y yo, extrañamente, salté. Porque darme la vuelta sería volver a aquello que dejé. Volver a la soledad que la vida te impone. A una familia que por momentos dejó de existir. A un pasado que se iba borrando lentamente y que yo dejaba marchar. Salté y no encontré vacío. Me encontré arropado por un mar cálido y unas olas amables. Me dejé llevar. Sin equipaje, sin recuerdos. Empezar de cero. Muchos me llamaron valiente. Muchos envidiaron mi decisión. Sin embargo yo me pensaba cobarde. Cobarde por huir. Cobarde por dejar de recordar. Hoy en día sé que fui valiente. Aconsejo a todo el mundo empezar de cero. Las veces que queráis. Empezar de cero es iniciar una nueva vida. Nacer en otro mundo, con las manos vacías, con las esperanzas intactas. Y lo hice. Pero tiene su precio. Cuando te lanzas a vivir de nuevo, muchas de tus memorias se diluyen con el aire y vas olvidando quién eres. Reconozco que yo quería hacerlo. Quería ser otra persona. Dedicarme a mi, por una vez, ser egoísta.
Y llegué a Lanzarote cargado de ilusiones y como un niño que ve por primera vez Disneylandia. Descubrí la magia de la isla. Me dejé acunar por sus historias, su tranquilidad, ese viento que sopla incansable y que se te alimenta de los recuerdos que roba a sus habitantes. Si te sientas al atardecer bajo uno de los árboles que enmarcan Timanfaya, puedes escuchar esos recuerdos. Acarician tu piel, te hablan de aquello que una vez fue importante y suavizan aquello que dejo de serlo. Tantas lágrimas derramé. Tantas veces sentí la soledad de la decisión mal tomada... Pero seguí adelante. No voy a volver a recordar los momentos de Pilar, porque ya sabéis lo que me ayudó. Que ella fue Lanzarote. Que ella me dio la magia en una bandeja de cristal que jamás podría romperse.
Y fueron casi dos años. Casi dos años de sentir y almacenar sentimientos. Fui una hormiga de sensaciones. Acumulé todas las posibles para utilizarlas en años venideros. Para escribir sueños, para compartir susurros... Nacieron tantas historias. Entre ellas la novela que publiqué el año pasado y que utilizó el humor para hablar de la isla. Me gusta cuando mis lectores comentan que, tras leerla, están deseando visitar la isla. Y es que es un paraíso que hay que conocer. Puedes odiarla o amarla. Hay gente que dice que sólo son piedras y, a esos, les digo que no han captado la esencia. Es la isla de los contrastes. Si vives allí, ves su evolución. Cuando caen cuatro gotas, la tierra hambrienta de humedad, las recibe con avidez y transforma lo oscuro en verde. Tiñe las laderas de una fina hierba que explota en tu mirada. Cada rincón te sorprende con algo nuevo. Sólo debes de estar atento.
Y fue una de las épocas más importantes de mi vida. Aprendí a conocerme. Quedé conmigo en muchos lugares escondidos y empecé a comprenderme. Debía de prepararme para lo que aún estaba por llegar... y era mucho. Empezar de cero te obliga a aprender de cero... Pero ya no tenía miedo... Iba a lanzarme a ser yo, costara lo que costase.
Quizás, algún día siga con esta historia. Puede que incluso escriba mis memorias... esas de las que casi ni me acuerdo pero que están ahí...
Por el momento... os invito a pensar en esa "Parte Más Importante De Vuestra Vida" y que no le dejéis escapar. Y se puede empezar de cero sin moverse de la ciudad. Se puede empezar de cero cada mañana... Tan sólo hay que estar preparado y creer en ti mismo
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Hasta ese momento... sigo recordando...
Lanzarote...¿"sólo piedras"?. Hay que tener poca sensibilidad para no captar su magia. He viajado por muchas islas. Soy una experta en islas. Me parecen lugares con un encanto especial, rodeadas de mar fascinante. Pero Lanzarote es mi preferida. Un desierto de sueños y colores que no se parece a ningún otro lugar.
ResponderEliminarYa sabes lo que yo opino de mi isla... Pero si que he oído eso de que son solo piedras... también es verdad que esa gente tenía la sensibilidad de un botijo, pero la mayoría (como tú), capta su esencia y escucha el viento.... Un beso...
EliminarSiempre que te leo me quedó con gana de mas ... Me meto en lo que cuentas y cuando termina es como cuando despiertas bruscamente de un sueño que te estaba gustando y en el que quisieras continuar ....
ResponderEliminarFuiste valiente, Javier, muy valiente escogiendo la huida hacia adelante. Muchos quisiéramos atrevernos a empezar de cero mas de una vez y más de dos .... Pero hace falta mucha fuerza para saltar al vacío y enfrentarnos con nuestros propios miedos en soledad....
Gracias por tus lecciones de vida. Siempre aprendo algo contigo.
Gracias a ti Elia. Sencillamente abro mi corazón y mi vida porque he aprendido mucho de ella y con ella. Si consigo hacer sentir algo... ya habrá tenido su justificación...
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