EL MALTRATO EN LA RED
No quiero que sea una entrada muy larga, porque esta va dedicada a alguien a quien le están haciendo mucho daño en las redes. Hablo de una compañera de trabajo, una de esas que tan sólo vive para regalarnos sus sueños, que se rompe el alma para sacarnos una sonrisa y que olvidemos que hoy... puede que tengamos problemas.
Ayer vi que alguien, así porque sí, se ha tomado la libertad de atarcarla con ese arma gratuita que se llama internet. Alguien, porque sí, porque se cree dueño o dueña de la vida de los demás, se aprovecha de ese extraño mundo al alcance de un clic y se dedica a lanzar porquería, sin darse cuenta de que esa persona a la que ataca tiene sentimientos. Que esa persona tiene vida. Que esa persona no es ni más ni menos que nosotros mismos. Y da rabia. Porque todos estamos expuestos a eso y a mi, sin ir más lejos, también me han jugado alguna que otra.
¿Quién es? Os estaréis preguntando. No voy a decirlo, porque ni siquiera hace falta. Porque ella sabe quién es y tiene todo mi apoyo. Y porque todos tenemos nuestras armas y la mía es la escritura. Puede o no puede servir, pero la lanzo sin temores, sin medias tintas. Lanzo lo que pienso y si alguien se siente ofendido u ofendida, puedo sentirlo o no, depende... Y me hace daño sentir que hay gente que quiere ese minuto de gloria, ese que nos han metido en la cabeza a base de realities, de programas de mentiras y demás. Me hace daño sentir que alguien que un día fue tu fan, puede decidir indagar en tu vida y, porque le sale de las narices o de sitios más oscuros, pues se lanza a por ti, a herirte. Porque creo que hay veces que se olvida que son personas, que no son un personaje de ficción. Que lloran lágrimas de verdad y gritan cuando les hacen daño... Se olvida porque una pantalla de ordenador es fría y algunas soledades son frías, muy frías...
Y te digo, amiga, que no pasa nada... que el problema, al final, lo tienen esos maltratadores de la red... que al final están solos y solas. Que el daño lo hacen y quizás se sientan fuertes durante los falsos momentos de fama que se regalan a sí mismos. Que cada uno es dueño de su vida y, mientras no se haga daño a nadie, se puede vivir de cualquier manera... porque aún nos queda eso... nuestra propia vida, nuestras propias decisiones, nuestros sentimientos.
Y el mundo se cree que porque un cantante, escritor, actor, actriz, etc... venda su imagen, sus sueños o incluso los regale, ese mismo mundo tiene el derecho de indagar aquello que ni siquiera ha vendido... que ese mundo sea capaz de hacer daño y continuar con sus vidas sin que ocurra nada más...
No creáis la fuerza que una cámara puede transmitir, porque hay sentimientos profundos más allá. Porque cuando las luces se apagan, las personas vuelven a sus vidas y son capaces de llorar... puede que más que el resto del mundo, porque han aprendido todos los sentimientos, han tenido el privilegio de vivir muchas vidas, más que todos aquellos que tan sólo se refugian tras redes sociales e intentan destrozarlas. Porque aquellos y aquellas que admiramos y que se preocupan tan sólo por su trabajo, sus sueños, su inmensa humildad hacia el resto de seres humanos, vuelven a sus casas y se pueden preguntar "¿por qué?"... Porque hay otro sector de ese mismo mundo que comercia con sus vidas, con sus sentimientos, con sus incontables traumas... ese sector se expone a eso y, aunque sea triste, parece ser que tienen que aceptar lo que les caiga encima... y de repente... meten en el mismo saco a aquellos que tan sólo se dedican a su trabajo y la vida se la guardan por que es suya...
Y te vuelvo a decir, amiga mía, que no pasa nada... Que lo importante es la grandeza, el corazón, el alma y de eso te sobra... Que quizás parece que estoy haciendo una montaña de un pellizco de arena, pero si no escribo esto, reviento... y no es cuestión de guardarse estas cosas...
Quiero terminar diciendo que cada uno viva, viva su vida y se preocupe por ella. Que bastante tenemos con ella. Que si admiramos a alguien lo admiremos y si dejamos de admirarlo lo hagamos. Sin rencores... te vas, de puntillas y ya está. Que infringir dolor amparados por una red social que no tiene filtros es de cobardes, pero a menudo la cobardía te hace fuerte y capaz de sacar lo peor que tienes dentro.
Sigue adelante. Sigue siendo tú, porque eso es lo que al final importa. Sigue repartiendo amor, bondad, generosidad... esas son las herramientas que desarman a cualquier solitario oscuro que tan sólo busca romper el espejo en el que se ven tristemente reflejados....
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