YA NO ME LOS CREO, SEÑORAS Y SEÑORES POLÍTICOS...
La humanidad se desintegra en miles de pedacitos a los que ya nadie parece importarles. Almas indolentes que atentan contra la inocencia humana y rasgan sueños por la mitad. Y luego vienen políticos y demás dándoselas de héroes diciendo conocer a posteriori los planes de los terroristas. Dicen haber evitado, siempre, una masacre mayor y se pone medallas que no les corresponden. Se les llena la boca gritando tolerancia cero a la barbarie. Pero vuelve a ocurrir. Siempre vuelve a ocurrir. Y mientras tanto la humanidad se desintegra en miles de pedacitos que ya no se podrán recomponer. Y nos llenan de miedo. Tenemos miedo y pena. Pero, sobre todo, ya no confiamos en aquellos que nos prometieron tranquilidad. Y el mundo se vuelve un poco más loco. Así que, políticos, gobernantes, mamarrachos, en lugar de tantas disputas por poderes que no les corresponden, ¿qué tal empezar a pensar en el ciudadano? ¿Qué tal si nos devuelven la dignidad y la seguridad?
Y miro sin querer ver los telediarios. Esos que se nutren de morbo inagotable. Esos que nos lanzan una y otra vez imágenes de un cuerpo cubierto de anonimato pero al que han colocado una muñeca silenciosa que le da el tinte necesario para llenarnos de escalofríos. Y me avergüenzo del ser humano. me lleno de rabia porque se nos olvida todo muy rápido. Y yo lo digo una y otra vez. Escupo frases de repulsa para que no olvidemos. Para que recordemos todas aquellas muertes que vienen del pasado. Esas que son de primera y esas que, desgraciadamente, consideramos de segunda y tercera. Grito y grito y miro a los políticos que pelean por su liderazgo. Que se reúnen para asegurar sus bolsillos y ese ansia de poder. Y se olvidan de los ciudadanos. Y dicen sentir las muerte y seguramente lo hacen, pero ya no me los creo porque sus miradas no engañan. Escucho discursos vacíos y miradas que piensan en sillas y pódiums.
Mientras tanto tenemos miedo. Miedo al abandono. Miedo al futuro. Miedo a las multitudes. Pero nos hablan de Venezuela, del terror, de lo que nos puede pasar y nos lanzan cortinas de humo.
No me los creo señores políticos, dirigentes de este mundo que nadie les ha regalado. No me los creo y nuestra labor será NO olvidar. NO dejar que las muertes se difuminen en el aire.
Recordemos. Sigamos recordando. Y a ustedes señores y señoras de la política... gracias por nada.
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