SEGUIR VIVIENDO... SIEMPRE....
Hace mucho tiempo que quiero escribir sobre esto... No porque me de miedo hacerlo o porque sienta que es algo muy privado... No. Creo que es porque el tiempo ha ido pasando y la sensación ha quedado algo diluida en mi pasado. Sé que tengo que hacerlo y no voy a analizar la razón por la que tiene que ser ahora. Es posible que ayude a gente, es posible que les haga más conscientes de la necesidad de preocuparse con tranquilidad, con esa que te da el saber que podemos con todo, que todo pasa por alguna razón y hay que identificarla.
Así que voy al tema. Muchos lo sabéis, muchos lo desconocéis y mucho quizás ni siquiera lo leáis nunca. Pero a todos nos puede pasar.
El bulto apareció de repente. Porque esas cosas aparecen de repente aunque se vayan gestando día a día. En un abrir y cerrar de ojos está ahí y te preguntas qué ha pasado. Buscas mil explicaciones, esas que te tranquilizan durante un minuto exacto, pero luego te aplasta la realidad. Tienes miedo. Un miedo irracional en el que eres consciente de lo poco que valoramos el día a día. Pero el bulto sigue ahí. Piensas en tu madre, en lo que viviste con ella. Recuerdas lo que escribiste, lo que compartiste con todos los que te leen. Y sabes que, de alguna manera, igual tenía que ser así.
Palpas el bulto y corres a urgencias. Esas urgencias que te prometen la tranquilidad que buscas. Esa que te dan. Que te intentan convencer de que no es nada. Pero tú sabes que no es real. Que es algo. Porque tu cuerpo es más sabio de lo que tú nunca llegarás a ser. Y te marchas a casa. Preocupado. Quizás más que antes. Te preguntas si interiormente te ha defraudado el veredicto. Te sientes absurdo. Vienen a tu mente frases que escuchaste en la infancia: "Tú siempre estás bien... Nunca te pasa nada". Y valoras si ha llegado el momento de que te pase algo. Que pagues la factura de algo que no compraste. Y vuelves a otro médico. Otro que te dice que no es nada. Que ahí no hay ningún bulto. Piensas que lo estás imaginando todo. Y vuelves a casa. Lo palpas y se ríe de ti. Te dice que está ahí. Quizás es el bulto mágico que se esconde para no ser detectado. Te enfadas con él. Vuelves a tener miedo. Crees incluso llorar. Pero no estás sólo. Sabes que estás siendo apoyado. Que el camino nunca lo harás a solas.
Y llega el médico que te dice que tienes razón. Que hay que operar. Y el cuerpo reacciona. El cuerpo utiliza toda la fuerza que jamás creíste tener. Y peleas. Peleas por la vida. Peleas por sentir. De alguna manera reconoces que ese bulto es tuyo, que lo has creado, que has ido acumulando dolor, ese que maquillaste con comedia, esa que te dicen que sabes regalar. Ese "cuéntalo tú que tienes más gracia"... Y la palabra Cáncer se hace grande. La imaginas con mayúsculas. Y piensas en tu madre. Vives su dolor, pero has aprendido de él. Durante unos instantes sabes que la vida te está diciendo algo. Que es fácil el dejarse llevar por la melancolía, por la autocompasión... Que es más fácil preguntarte "¿Por qué a mi?" En lugar de hacer la verdadera pregunta: "¿Por qué NO a mi?". Meditas. Meditas mucho. Ves tu cuerpo lleno de luz. Alimentas tus células de luz y energía. Aunque algunos no lo entiendan. Pero, ante todas las cosas, aunque delante de los demás no lo muestres, tienes miedo. Tienes un miedo paralizante. Ese miedo que te habla de finales que aún no has escrito. Esa sensación de que la vida se te puede ir en pocos días. Que aun te tienen que decir que todo está bien... porque sabes que, pase lo que pase, todo va a estar bien.
Y llega el día de la operación. Y te quitan esa parte de ti. Sientes que algo tuyo que ya no es tuyo, se marcha. Una parte de esa infancia robada, se marcha con él. Te dicen que eres admirable. Que tu humor es envidiable. Que hacen que olvide lo que está pasando. Pero yo soy así... Peleón... Peleón hasta el final de mis días.
Y te dicen que has tendido suerte. Que aunque eso que ya no es tuyo, no era bueno, se ha portado bien contigo. Le ponen calificativos que te dicen que puedes seguir adelante. Que no necesitas aquello sobre los que muchos te han advertido. Que no vas a visitar salas con olor a químicos... Butacas cargadas de miedo y esperanza... porque allí... van de la mano. Sigues adelante. Te recuperas, pero sabes que algo ha cambiado. Sabes que has identificado la señal. Que estamos viviendo sin darnos cuenta de la levedad de nuestra existencia. Que dejamos pasar los días a la espera de un mañana que parece nunca llegar. Que damos excusas de trabajos aburridos, de trabajos que no llegan, de amores pasados, de amores momentáneos, de esos que nos acompañaran toda la vida, de esos que se convierten en recuerdos... Nos dejamos llevas por el hastío y muchos nos engañamos con vidas plenas y felicidad que no es tal. Pero cuando te pasa algo así, cuando un golpe a la vida te visita, sientes que todo es mucho más sencillo que eso... Que la vida es tan sólo vida. Que tenemos muchos problemas, pero tenemos igualmente muchas alegrías. Todas están ahí. Algunas dormidas, otras nos visitan durante un segundo. Y llega el ahora. Porque el ahora es la única realidad. Os lo he dicho mil veces. No hay problemas en el ahora. En estos momentos me estáis leyendo. Incluso podéis escuchar el sonido de las teclas mientras vivo. Si os fijáis mucho, seréis capaces de sentir mi respiración, esa que se pasea por estas letras... igualmente, quedaos en silencio y podréis escuchar mis susurros mientras mi da VIDA a estas frases... Palpad la pantalla... Estoy ahí... Es el ahora. Ahora tan sólo me leéis. Ahora sois parte de mi mundo y no hay problemas. El pasado se ha quedado atrás y el futuro aún ni siquiera lo conocemos. Así que haced lo mismo con el resto de vuestros días. Mirad lo que pasa, porque sólo pasará una vez y ya no lo volveremos a disfrutar. Yo me considero una persona feliz, con tintes de melancolía, con tintes de tristeza que son innatos en mi. Pero los considero necesarios, porque son los que dan forma y razón a mi verdadera felicidad. Veamos las cosas buenas pero, sobre todo, hagamos caso de las malas, porque son el equilibrio, porque son las que nos dan la clave para ser felices. Hacedme caso.
Porque un día notas un bulto y tu resto, el decorado de tu existencia, pasa a un segundo plano. Un día notas un bulto y sabes que tienes dos opciones: o te sumes en la compasión, en la queja continua o identificas el mensaje, valoras lo que has hecho mal e intentas arreglarlo. Porque nuestro cuerpo es muy sabio y sé que todo se puede arreglar con las mejores medicinas: el amor, la amistad, la risa... Porque todos... absolutamente todos tenemos eso... de alguna manera lo tenemos y los únicos efectos secundarios son la salud.
Y estoy bien. Nunca he estado mal. Soy afortunado. Peleo. Sigo peleando. Porque la vida también es eso. Cada vez que llega una revisión, me vienen todos los miedos. Te aparecen dolores que no entiendes tener, pero es tu cuerpo que juega contigo y cuando sales de la consulta, te dan esperanza por seis meses más... Pero esa sensación se diluye con el tiempo... Esa sensación se convierte en la vida en sí. Y te dicen que dentro de poco ya te darán el alta. Serás un emocionado graduado, como en la universidad.
Y sólo os digo que viváis. Que viváis tranquilos. Que toméis una ración de amor, de amistad y de risa todos los días. No engorda, no produce colesterol, no hay medida, y se puede tomar a todas horas. Vivid cada momento y no dejéis de mirar vuestro cuerpo, porque nuestro interior también es nuestro y a veces nos pide ayuda.
Muchos no sabíais esto, lo sabréis ahora. Si he conseguido ayudar a alguien, a una persona, pues merecerá la pena todo lo por lo que he pasado, lo que paso y lo que pasaré.
Feliz ahora.
TE QUIERO!!!!
ResponderEliminarEres grande ;) te deseo lo mejor, lo mereces
ResponderEliminarUffff... Magnifique!! Salut!! Gracias....
ResponderEliminarEl límite de la vida es, curiosamente, el momento en que con más ganas empezamos a vivir. Nos desperezamos como si acabaremos de despertar de un largo letargo y la sangre se acelera pidiendo tiempo a borbotones.
ResponderEliminarQue hermosa suerte la del que puede levantarse y echar a andar la vida que se le regala.
Gracias y adelante siempre!.
Grande Javier. Siempre aquí.
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