EL ABRAZO






Me he pasado un buen rato mirando el espacio reservado para el título y se me ocurren tantos que pienso que voy a dejarlo en blanco...  Porque después de unos días, he decidido ponerme a escribir desde el dolor y la ausencia. 

Creo que debo de irme muchos, muchos años atrás. Fue a principios de los noventa cuando me fui a vivir a Lanzarote. La isla me vino a recibir con todo su esplendor y sus ganas de rodearme con su magia. Era un cambio en mi vida, un empezar de nuevo e intentar hacer las cosas de otra manera. Ni siquiera sabía si estaba preparado, pero tenía que intentarlo. Llegaba con mis maletas y mis animales: dos gatos y una perrita. Ya tenía una pequeña casita con un jardín en el que la vida se iba a reinventar a cada minuto. Acudí a mi trabajo. Iba a llevar el control de un hotel, una cosa que jamás me había planteado y que nada tenía que ver con mis expectativas de cine y televisión. Pero la vida te lleva por diferentes caminos, te engaña con espejismos y tan sólo puedes aceptarlos e intentar aprender lo que te está diciendo. Llegué al hotel, sin corbatas ni trajes, sin ánimo de ser más que nadie, porque no era más que nadie. Es algo que aprendí a base de piedras en el pasado. Entré en recepción y me recibieron los ojos más puros y la sonrisa más sincera que había encontrado hasta el momento. Se llamaba Pilar.  Era andaluza y hablaba con ese acento que te obligaba a escucharla. Estaba cargada de sueños y alegría. Derrochaba vida e ilusión. Se convirtió en mi confidente. En esa amiga del alma con la que me pasaba horas en recepción. Nos contamos nuestras penas. Compartimos nuestras dichas. Y nos hicimos casi inseparables. Cada vez que yo aparecía por recepción, siempre tenía un piropo para mis oídos y una fantasía para mi alma. Ella me llamaba con ese acento que no sabe de jotas. Ese acento que a veces se olvida de las "r". Y me reclamaba con ese "Havié" aspirando mucho la hache y dándole sentido a cada una de esas letras obviadas... Por eso, cuando años más tarde me marché de la isla, se quedó su imagen como símbolo de los volcanes, de las tardes en Timanfaya imaginando colores, la ira de las olas en Hervideros y las cenas con ella y su marido en aquella casa de picón negro y cáctus. Pilar tenía dos hijos. Gemelos. Especiales. Como ella. Corrían con toda la vida que sus pequeños cuerpos podían exprimir con avidez. Quizás, uno de ellos, con más ímpetu que el otro. Ellos eran su ilusión, su motor diario. La magia que le regaló la isla y los que justificaban su vida.

Y me volví a la Península. Buscando mi camino. Sabiendo que algún día encontraría aquello que buscaba. Que si seguía hilando sueños, conseguiría el tapiz de mi futuro. Que tan sólo sabía escribir. Que deseaba hacerlo y aunque no me ganase la vida con ello, ganaría mi alma.

Pilar y yo seguíamos hablando. Pero el cariño no sabe de distancia y nuestras conversaciones se llenaban de pasado y recuerdos. Mi Pilar me apoyaba en todo. Recuerdo una noche en recepción, allá en la memoria, que le di una de mis novelas. Ella era una hambrienta lectora de fantasías y llegó a escribir sus propios cuentos. Leyó mi novela y me dio las gracias por compartir esa parte de mi vida. Esas confesiones del alma. Una novela que dediqué a mi madre. Una novela que de vez en cuando reviso y que, quizás, algún día me decida a publicar. Y así era Pilar. Amable. Feliz. Con una pizca de nostalgia en la mirada. Quizás un presentimiento que ni siquiera ella sabía identificar.

Años más tarde no conseguí localizarla. La llamaba. Le dejaba mensajes y todo era silencio. Me empecé a preocupar. Sabía que algo había pasado. Imaginaba lo peor, pero lo peor no era posible, no en Pilar. Por fin, un día se puso al teléfono. "Pilar - le dije-, niña, me tienes preocupado". La conversación me la quedo para mi. Entre lágrimas me dijo que uno de sus gemelos había muerto. Se lo había llevado la isla, el incesante viento lo había lanzado más allá de los sentidos... Lloró. La ilusión de sus voz había muerto. No puedo imaginar esa sensación. La sensación de que un hijo se vaya de tu lado. Que eso ocurra antes de que tu propia vida, por lógica, se marche allá donde las almas protegen a aquellos que más queremos. Lloró por la incomprensión. Por el miedo a que su hijo desapareciese para siempre. Quería convencerse de que había algo más. Convencerse de que él estaba en algún sitio, sonriendo, viviendo la ausencia de una vida... Y yo quería pensar lo mismo. Por ella, por mi, por todos los que quiero y que ya no están. Lloramos juntos y no supe qué más hacer. Le dije que el tiempo suavizaría las cosas. Que seguro que notaría su presencia en las pequeñas cosas. Pero ¿cómo se supera todo eso...?

El tiempo pasó. Pilar recuperaba su vida. Pero siempre tenía ese tinte en la voz que ya no le daba a su acento la gracia de la felicidad. La volví a oir sonreír. Le conseguí alguna carcajada y mis lágrimas en la distancia las camuflé con absurdos chistes. Poco a poco sé que lo iría superando, aunque nunca aceptando ni olvidando. 

Le prometí ir a verla. Iríamos unas vacaciones y nos daríamos ese abrazo que nos debíamos desde hacía tanto tiempo. Era necesario. "No vas a conocer las isla, "Havié". Pero eso me daba igual. Un abrazo de Pilar, merecía cualquier cambio.

Pasaron los meses. La vida pasa muy rápido y no tiene compasión con la paciencia. Las llamadas se silenciaron. Pensé en depresiones totalmente comprensibles. Pero quería su voz. Llamé y llamé. Su contestador no estaba habilitado. No podía ni dejar mensajes. Y yo seguía llamando. Por fin, el pasado viernes alguien contestó el teléfono. Era su marido. Me alegré tanto. "Hola... por fin.. -dije- Llevo llamando ni lo sé... ¿Está Pilar por ahí?". Obtuve silencio. Miré la pantalla del móvil por si se había desconectado. Vi la pantallita marcando tiempo. Minutos de silencio. Recuerdo esos segundos. Segundos de duda. El tiempo, muchas veces, es cruel y te marca la fatalidad lentamente, sin aviso... Volví a hablar. "¿Estás ahí?"... Sólo me contestó... "Javier... que tú no lo sabes".... "Que tú no lo sabes". Esa frase puede significar mucho, dependiendo del tono. Puede ser un tono de que tú no sabes que nos ha tocado la lotería, de que le han dado el trabajo de su vida, que por fin ha publicado su novela, esa que tanto deseó y está siendo un éxito... Sí... puede significar tanto... Pero su tono era de tristeza, de pena, de rabia... E imaginé lo peor... pero pensé en un nuevo accidente. En que su otro hijo había seguido la llamada de la isla. Que había ido tras su hermano... Pero no... no fue él. La que siguió la llamada fue Pilar. Mi Pilar. "Javier... que tú no lo sabes..." Y no, no lo sabía. No quería saberlo. Yo iba por la calle. Caminaba con gente que seguía sus vidas. Sonrisas y carcajadas de la tarde. Vidas que saben de sus vidas, pero que ignoraban que a mi se me acababa de partir el alma. Que en el corazón se abría una brecha, una brecha de lágrimas. Y me dijo las palabras. Esas palabras que no quería oír. "Pilar murió hace 3 meses" En ese momento no te lo crees. Piensas que no puede ser. Que te has equivocado de número. Que Pilar no puede morir. Una persona que aún no entendiendo la vida, peleaba por ella y luchaba por darle sentido. Se había ido de noche. Casi en silencio. Y lloré. Apoyado en una esquina. Sin saber que decir. Sin otro consuelo que un teléfono que gritaba que "la vida es una mierda"... 

Y hasta hoy no me he puesto  a escribir. Quizás porque aún no me creo que ella se haya ido. Quizás porque me debe un abrazo y se fue con todos ellos. Tengo en mi mente su primera imagen. Mi entrada a ese hotel y sus ojos alimentados de sonrisas. Tengo su voz. Su voz atraviesa mi mente. Ahora mismo siento cómo entona mi nombre. Esa forma que tenía siempre de decir "Hombre, Havié..." Sé que para todos vosotros será una persona más. Una de las muchas que desaparece y ya está.  Pero era especial. Era muy especial. De esas que agradezco haber encontrado en mi camino. De esas que vinieron con un propósito a este mundo. No sé si lo consiguió. Quiero pensar que sí... 

Ignoro si he conseguido hacer un homenaje a este ángel de luz. Estoy seguro de que si hay un más allá... (no cielos ni infiernos... que no me convencen), estará allí... contando chistes y contando esas historias. No podéis ni imaginar la forma que tenía de contar las cosas... las enjoyaba de tal manera, que lo más aburrido, parecía el mejor cuento que podáis haber escuchado. 

Y ya no está. Ahora mismo siento su energía. Siento que, quizás, ha tomado las riendas de estos dedos y escribe por su cuenta. Escribe para deciros que todo está bien. Que no es tan malo como parece. Que aprovechemos cada minuto, cada segundo de nuestra vida, porque ese puede ser el último, o puede ser el primero. Que no demos nada por hecho. Que aprendamos de todo. Que todo es por algo. Que no nos creamos los dueños de nada, porque nada tenemos. Que miremos a los que queremos y les digamos que les queremos, porque puede que dentro de un minuto no podamos hacerlo. Que demos gracias, gracias por lo que tenemos y por lo que no tenemos. Y siento cómo se retira, cómo le llama su hijo y creo que es feliz. Creo que sonríe. Siento sus carcajadas, las siento muy dentro de mi alma. Y mientras veo que se aleja, le digo que la quiero, porque Te quiero Pilar... y me debes un abrazo... No sé, ni cómo, ni dónde, pero nos lo daremos....

Comentarios

  1. Seguro que está participando en este blog. Cada vez que recordamos a los que ya no están les damos más vidas para seguir a nuestro lado hasta que nosotros volemos al suyo. Un abrazo muy fuerte.

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  2. Me has emocionado Javier. Tengo los ojos llorosos y asi no puedo escribir.

    Solo decirte que es muy hermoso lo que has escrito, tu homenaje a ella. Has hecho que ahora la conozcamos muchos y, a traves de tus palabras, sepamos lo especial que era, en el mejor y mas amplio sentido de la palabra. Gracias por ello, Javier, por permitirnos, aun sin haber tenido la suerte de conocerla, disfrutarla un poco.

    Cuanto me gustaria que, cuando me llegue mi momento, alguien dijera de mi las cosas tan bellas que tu has dicho de tu Pilar. Un beso y gracias de nuevo.

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    1. Gracias a ti por seguirme y emocionarte con estos retazos e mi alma. Un abrazo grande.

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  3. Que bonito y emocionante.
    La vida es una mierda pero siempre hay alguien por el que mereces luchar. Pobre Pilar. Todos tenemos en mente a gente injustamente marginada o maltratada. He recordado a dos hermanos mios que murieron con 40 y 50 años. La vida es una mierda si no estoy a tu lado, le diria a mi novia. La vida es el amor y la ilusion que tenemos que compartir. Lo demas es muy triste....Soy Julian Torres Cachi. Un abrazo!

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    1. Gracias Julian, mil gracias por leerme y compartir mis emociones... Un abrazo.

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  4. Ni te conozco a ti,ni la conocí a ella.No se porque lo leí,pero me alegro de haberlo hecho. Es tan bonito saber que alguien siente esas cosas por alguien,porque si,porque se lo ha ganado por ser como es.
    Espero que sigas escribiéndo,que esto sea el título que comience tu nueva andadura literaria.

    saludos

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  5. Escrito desde las entrañas.Sólo me queda acompañarte en tu pena,en silencio.Todos acabaremos encontrándonos con Pilar.Carpe diem,tempus fugit. Un abrazo fuerte.

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    1. Gracias M. Carmen... Me emociona sentir vuestros sentimientos... Un abrazo grande.

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  6. Lágrimas y más lágrimas... Comprendo lo que sientes, el viernes despedí, despedimos a una buena amiga, divertida, cariñosa, sensible, complice y que ha pasado por casi tres amargos años de enfermedad. La he visto consumirse, quemarse por dentro, tragar quimica con la esperanza de vivir un poco mas... Pero nada, la vida, definitivamente es una mierda, tiene un momento maravilloso, cuatro momentos buenos, algunos dias pasables y el resto una mierda, sin duda. Lágrimas y más lágrimas, por los que se van sin darnos tiempo de decirles lo que sentimos, lo que les queremos, por los que nos quedamos aqui desconsolados con tantas cosas que decir, con la boca llena de tantas palabras, de tantos sentimientos, de tantos besos, dulces y amargos a la vez...
    Alguien dijo que nadie se va del todo mientras una sola persona siga acordandose de ella... Además de hacerme llorar, ademàs de hacer que mi amiga siga aquí conmigo, has hecho y estas haciendo que Pilar, tu Pilar, siga contigo y un poco conmigo...
    Y haz el favor de no hacerme llorar más¡ Animo.

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    1. Gracias por tus palabras tan bellas... Me has emocionado... Un abrazo muy grande..

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  7. No sé como terminé leyendo esa história... Porque no os conozco a ninguno, pero me alegro haberlo hecho. Hoy precisamente atravesando por un largo camino de duelo después de perder el pilar de mi vida.... Mi marido..
    una desas personas especiales que casi parecen ireales porque por donde pasan dejan su huella... Decia a un amigo que esa vida es una pena, pues no hay sensibilidad en las personas...y no hay nada peor que sentirse uno muerto en vida... Las petsonas No son capaces de ver mas allá de su própia vida... Todos tenemos a una persona especial en nuestras vidas y cuando se van... Es difícil remontar... No hay peor soledad que estar rodeado de gente y sentirse sólo...
    Me alegro saber que no somos un bicho raro y que sí existe sensibilidad... Preciosa la historia de amistad y el homenage muy lindo... Enhorabuena...

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    1. Adriana.. siento muchísimo lo de tu marido... Sé que no hay palabras de consuelo.. pero espero que le hayas dado todos esos abrazos que os merecíais... Un abrazo grande y gracias por venir a mi mundo...

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  8. Hola Javier, soy Nieves. No me conoces, soy prima de MªJosé y de tu primo Andrés. He leido este hermoso homenaje a la vez que reflexión que le has hecho a tu gran amiga y debo decirte que me ha emocionado mucho tanto por el contenido como por la forma de expresarlo. La vida es así, unos días te colma de alegrías y otros te amarga la existencia, pero bueno, hay que seguir adelante con optimismo. Pienso que eres un gran escritor porque transmites, y eso para mi es lo más importante cuando se escribe. Te animo a que sigas escribiendo.
    Un abrazo.

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    1. Hola Nieves, mil gracias por aparecer por este blog, así de puntillas, leyendo mis sentimientos... Bueno, sigo escribiendo y escribiré porque es la forma en la que intento ganarme la vida... Un beso y un abrazo grande...

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  9. Lo siento enormemente Javier, quedate con ese tiempo que fue un regalo, sin duda ella sigue a tu lado.

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  10. Gracias a todos por los comentarios que habéis escrito y por los que no habéis escrito... Sé que vuestros ojos han hecho un homenaje a Pilar y vuestras almas le han dado sonrisas...
    Gracias de nuevo...

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  11. no se como he llegado hasta ti...pero siento tu pena y tu dolor, mi amiga también se llamaba Pilar, y era un pilar para nosotros..
    de vez en cuando lloro...
    tengo un vacio
    Cruz

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    1. Muchas gracias Cruz, gracias por haber llegado... Todas las personas que queremos siguen en nuestra mente y las llenamos de abrazos... llena ese vacío de recuerdos y sonrisas..
      Un abrazo.

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  12. Buen relato, Javier. No olvides vivir intensamente, a quienes queremos les debemos una conversación y un abrazo, y se lo daremos en otra vida. Desde la experiencia, aquí tienes otro seguidor.
    Saludos.
    PD: y lo de escribir, siempre, no debe cesar.

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    1. Gracias Jorge, nunca olvido de vivir intensamente, y digo mis sentimientos a cada momento, porque puede que sea el último. Gracias por venir a mi mundo y compartirlo. Un abrazo.

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  13. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  14. Hola Jose María y gracias por tus palabras.. Seguiré tu blog con atención. Un abrazo grande.

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  15. Me he visto a las puertas del miedo de una enfermedad q está "de moda" y no lloré.. y no lloré...con mucha fuerza me has llegado hasta donde no pudo mi pequeño parón... gracias Pilar por acercarme un poquito más a tú "Havie" para sentir con más fuerza q todo mi nuevo caminar sin dejarme nada atrás, me está mereciendo la pena y gracias a ti "muchsachso" (como diría en su tierra) por compartir tan intimo momento...lleno de palabras desde lo más profundo de ti. Un brindis por ella!! Bs siempre "Havie"

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