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Mostrando entradas de julio, 2014

EL LIBRO MAGICO...

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Hay muchos libros mágicos... más de los que podéis imaginar, tan sólo debéis identificarlos y, sobre todo, aprovecharlos. Todos esos libros están a la espera... a la espera de niños que se zambullan entre sus páginas y aprendan a imaginar... Imagino vuestra cara de pregunta... "Javier, ¿de qué estás hablando esta vez?". No os impacientéis... lo vais a entender en unos segundos. Yo empecé a leer desde muy, muy pequeño. Me fascinaban las palabras. El que alguien fuese capaz de plasmar imágenes en mi mente por el sólo hecho de juntar frases. Aunque nunca me lo planteaba, sabía que las preguntas se sucedían dentro de mi: "¿podré hacer eso algún día? ¿Dónde está la magia de los cuentos? ¿Qué hay que hacer para ser un mago de la fantasía?". Mientras tanto leía y leía...  porque dentro de las páginas estaba el mundo que iría construyendo día a día, poco a poco...  Conforme pasaban los años las historias de princesas y dragones se convertían en pandillas

CADA VEZ QUE QUIERO ABRIR LOS OJOS... LOS CIERRO...

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Si... así de claro. Cerrando los ojos es como mejor lo veo todo.  Cuando era pequeño, pero muy pequeño, los cerraba muy fuerte e imaginaba musicales. Esto os lo he contado ya, pero si quiere aparecer hoy de nuevo, no seré yo quién le ponga trabas a los recuerdos. Apretaba los párpados muy fuerte y las luces que veía a mi alrededor me hacían daño. Por aquel entonces no existían ni los MP3, ni los Ipad, Ipod, Iphone... nada que tapase mis oídos con música digital, música agrupada en carpetas, música mágica. Así que tenía que imaginar la música. Es verdad que mis únicas referencias musicales eran Mary Poppins, La Bruja Novata o Marisol. Así que cerraba los ojos y apretaba los oídos. Cambiaba las discusiones de mis padres en bellísimos números de película de Hollywood y la tristeza eterna de mi hermano la convertía en un carrusel de canciones inolvidables. Y es así como empecé a verlo todo mejor con los ojos cerrados.  Y es que algo me ocurre... algo ocurre con mi vida que a vec

FELICIDADES POR LA FELICIDAD....

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Hoy es mi cumpleaños. Y lo digo así. Sin más preámbulos. Nací un 23 de julio a las 10,45 de la noche. Era viernes. Y supongo que les fastidié las vacaciones a mis padres…   Además Zaragoza en ese mes se viste de infierno y el calor debió de agobiar a mi madre hasta la desesperación. Quizás por eso odio tanto las altas temperaturas. Puede que sea la causa de que sea feliz con el frío y que aburra tanto a la gente con mis deseos de emigrar a Noruega o Islandia. Pero nací indeciso… así sin saber si iba a ser Leo o Cáncer. A medias. Supongo que por eso siempre lo he hecho todo “a medias”. No me lo había planteado hasta ahora. Nunca tuve claro lo que quería hacer en la vida. Bueno, sabía que lo único que deseaba era escribir. Pero también me metieron en la cabeza que nunca me ganaría la vida con eso. Y   me lo creí. Pero seguía escribiendo. Lo hacía impulsivamente. Empecé con cuentos sin sentido (con todo el sentido que la infancia te regala), seguí con historias de planetas leja

HIPOCONDRIA CELESTIAL...

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Los que seguís el blog sabréis que hace unos tres años me sucedió algo que me hizo ver la vida desde otro punto de vista. La salud, al final, es lo más importante. La damos por hecho siempre. Cuando somos jóvenes ni nos lo planteamos. Oímos noticias de desastres, de enfermedades mortales, incluso las vivimos a nuestro alrededor con personas que queremos, con personas que adoramos. Pero nos creemos dotados de un escudo mágico que repelerá cualquier intento de la muerte por darnos un tierno-repugnante beso.  Y está bien que nos sintamos así. A no ser que tengas episodios hipocondríacos como los que solía tener. Esos que me hacían infectarme con virus mutados, deseosos de mi carne, de mi sangre, de mi vida. Reconozco que lo pasé muy mal. Es horrible estar completamente seguro de que te quedan dos o tres días de vida. Es más horroroso darte cuenta de que esos dos o tres días han pasado y que nada ha ocurrido. Curioso, ¿no? Cómo es el ser humano. Muchas veces pienso en lo que pas

EMPEZAR, siempre EMPEZAR.

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Esa es la sensación que tengo siempre. No sé si es bueno o es malo. Pero llevo empezando de nuevo toda mi vida. Desde que comencé este blog sobre mi existencia, os habréis dado cuenta de que soy de esos que intenta reinventarse cada día o se cree que lo hace. Digo que odio la rutina y sin ella me pierdo. He intentado escapar de las costumbres, esas que se llenan de horas en punto, de días exactos y mecánicos movimientos. Poco a poco lo voy consiguiendo, porque es la única manera de dejarme sorprender. Muchos ya sabéis que no he tenido una vida muy fácil. Que he tenido una vida bastante difícil, pero que ha sido una vida y, desgraciada o afortunadamente, es lo que hay. Hay dos opciones: el estar quejándose todo el tiempo o aceptarlo y sacar lo positivo de ella. Porque lo tiene. Eso lo he comprobado día a día.  Muchas veces (casi todas), imagino lo que estaréis pensado mientras me leéis. Si me comprenderéis, si os identificaréis con alguno de estos desvaríos que lanzo a bocaja

EL DIA QUE "SALVÉ" A TODOS MIS VECINOS....

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Pues si... así, como suena.. pero entre comillas... que no se os olvide. Creo que ya estáis acostumbrados a que nací con la particularidad de que las cosas más extrañas y las situaciones más, en algunas culturas, desternillantes, me ocurran a mi. Y eso mismo pasó ayer... Os cuento. Llego a casa. A eso de las doce de la mañana. Venía de comprar con esa bolsa típica que parece una maceta de Jardiland (o como se diga), con  sus lechugas tamaño Record de los Guiness, zanahorias con hojas más largas que las Fallas y otros vegetales coloridos que me hacían el rey del mundo vegetariano (al menos por ese día). Pues abro la puerta del patio y mi mundialmente conocido olfato (gracias a una potente nariz heredada por la parte familiar de la que más he renegado), huele a quemado. Eso acompañado de una espesa cortina de humo que, aunque no era tal, a mi se me antojó una noche otoñal en el Londres más isabelino. Aquí empiezo a ponerme nervioso. ¿Quién no se ha imaginado en una situación

HOPELESSLY DEVOTED....

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¿Os suena...? A lo mejor a sí... a lo peor no... Pero tiene su razón de ser. Os cuento a qué viene todo esto...  La semana pasada estuve unos días en Madrid y me quedé en casa de mi amiga que aquí la voy a llamar Laura. Una de esas noches que salíamos a pasear a los perros me dice: -Javier, eres muy mitómano, ¿no? No me preguntéis a que venía esa pregunta, pues no recuerdo la conversación en si. Yo le contesto. -No... si soy mitómano es sólo con Olivia Newton-John. Ella me mira así con cara de susto y me responde: -No me lo puedo creer... ¿Olivia? ¿Tú sabes que yo la conozco no? En ese momento mi piel se erizó con promesas de estarlo los próximos veinte años. La miré con adoración y a punto estuve de tener una bajada de tensión con su consiguiente vahído histriónico. -¿La conoces??? (debéis añadir a esta pregunta una pizca de nerviosismo, intentos de no gritar demasiado y peleas por evitar el desmayo apocalíptico). -Si... vamos.. que la conocí hac