CUANDO AYER FUE AYER...

Buenos días...  Me he levantado pensando en la noche de ayer.  Esas noches que te traen recuerdos que pensabas aparcados en una parte olvidada pero que siempre están ahí.  Me he levantado con una sonrisa, sonrisas robadas de una época en la que conociste gente que te acompañaría, sin saberlo, a lo largo de toda tu vida.

¿De qué hablas Javier? Pues de algo tan sencillo como de una cena de reunión de ex-compañeros de trabajo.  A mi, reconozco, que nunca me gustaron estas cenas de empresa en la que la única excusa que para realizarlas era huir del hastío familiar y regar el cuerpo de todo el alcohol posible de acumular para los futuros días.  Ese tipo de cenas las viví en muchas de las empresas por las que mi vida se paró unos momentos. Sin embargo, ayer volví a recordar esa familia que se formó entre un grupo de trabajo que por unos años se quiso de verdad. Ayer volví a ver caras que seguían igual, con el mismo brillo en las miradas, con las mismas sonrisas de ilusión, con los mismos abrazos sinceros. Estaban allí, cada uno con su mismo rol, los mismos chistes que tanto nos hicieron reír, las mismas carcajadas, la misma vida... Por un momento volví a mis años de comercial, esos que tan ajenos me parecen ahora, esos que ya no saben de corbatas, ni trajes recién planchados. Volví a una época en la que me sentí feliz. Unos días en los que levantarte de la cama no era un suplicio sino una necesidad de vivir la energía que ser respiraba en aquella oficina. Todo esto parecerá extraño, utópico, pero estaba allí. 

Me quedo con esos años. Años que después trajeron que relaciones se diluyesen en la nada, pero que otras se agarrasen con fuerza al futuro y que ayer se abrazaron una vez más. Probablemente pasará mucho tiempo hasta que nos reunamos de nuevo, pero ayer, de repente, fue ayer. Se realizó eso que todos hemos sentido de que no ha pasado el tiempo. De que seguimos ahí, suspendidos en un universo que se quedó para nosotros. Todos hemos seguido un camino elegido, todos hemos continuado con nuestras vidas, pero, quizás sin saberlo, hemos mirado atrás de vez en cuando y hemos atesorado esos momentos que no se repetirán pero que nos traen ecos de sonrisas. 

Gracias por anoche y los que no pudisteis estar, lo estuvisteis, porque siempre habéis estado... Me faltó mi amiga del alma, mi Paloma, que a última hora tuvo un percance.  Esa que se ha agarrado a mi alma desde el primer día que nos conocimos y que ha estado y estará siempre en mi vida. Gracias chicos y chicas por ser como sois... gracias por haberme ayudado en un momento de mi vida que fue difícil, un momento que fue fácil gracias a vosotros...

Hasta muy pronto....


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