EL BONITO JUEGO DEL DESPISTE



No me ha tocado la lotería. Como cada año prometo que no voy a comprar ni un décimo y como cada año me paso un buen rato comprobando numeritos en el ordenador que me escupe, sin ningún tipo de compasión, la frasecita "lo sentimos no le ha tocado nada". Entonces va y pones a Dios por testigo que no comprarás nada para la de "El Niño". Y no lo haré (lo digo con la boca pequeña que me conozco). Hay veces que pienso que todo lo que vemos en los telediarios es un montaje. Que cuando salen ganadores con sus botellas de champán dando saltos en las administraciones de lotería, son actores y actrices a los que pagan 30 euros y un bocadillo de mortadela. Vamos, como el montaje del primer hombre sobre la luna en el año 69. Que si, que si, que a mi me da que, como dice la leyenda, fue la mejor producción de Hollywood... pero bueno... son cosas mías que me creo porque me gusta llevar un poquito la contraria... pero sólo un poco, que conste. Pero a lo que voy, que no creo que compre nada para "El Niño" y no me va a convencer ni Justino montando una empresa de maniquíes robotizados. Que no. Así que no me ha tocado la lotería y todos los sueños que no puedes evitar tener se han esfumado de un bofetón.

Y todo esto viene a una cosa que me ocurrió el otro día en el autobús. Imaginad: las nueve de la mañana, el autobús abarrotado y una mujer con su niño de ocho o nueve meses berreando como si le hubiesen dicho de sopetón que los Reyes Magos son los padres, Papa Noel no existe y Walt Disney está metido en un congelador. Los gritos eran desesperantes y es que uno de los sonidos más insoportables es el llanto de un niño. De esos que te hace perder los papeles, la paciencia y las ganas de tener hijos. Así que ahí estábamos todos deseando que la madre decidiese actuar sobre el tema. Yo, naturalmente, volvía  pensar en ese inhibidor de niños que tanto reclamo. Ese que propuse hace unos meses y que fue parte del escándalo que levantó a todas la madres en masa contra mi, inaugurando el Grupo Internacional Madres Contra Espinosa (GIMCE). Con lo inocente que veía yo el aparatito. Un sencillo dispositivo que, al ser accionado, deja sin sonido al infante en cuestión y que se puede aderezar con diferentes añadidos: forma de Pocoyó, Teletubbie o, si se prefiere, la mula Francis. Un inhibidor que se puede usar al antojo de los padres y que es totalmente seguro para los niños. Que su hijo está dando por el saco en un bar, pues con el Nuevo Inhibidor Bebé Feliz, dejará de emitir sonidos molestos durante el rato que deseemos. He de decir que los modelos más nuevos llevan la opción de que los niños nos deleiten con música relajante o incluso óperas como La Traviata o El Barbero de Sevilla (son las únicas disponibles por el momento). Ay... (suspiro)... y pensar que esta bella idea levantó la ira de tantas madres, repito, que me espetaron que los niños son niños y tienen que llorar, berrear o dar por saco porque es su naturaleza.... Y yo, para mis adentros, pensaba que sí... pero que es cosa de los padres el intentar que el resto del planeta no sufra esa naturaleza... pero claro, uno es escritor y se debe a sus lectores y te arriesgas a que el número de seguidores  baje radicalmente y tu Editorial deje de publicarte y termines montando esa Churrería en Benidorm de la que tanto has hablado... Ah... que conste que adoro a los niños, que mis sobrinos me vuelven loco (de amor) y que defiendo la infancia sobre todas las cosas pero... vamos... que más de un padre y madre se comprarían el maravilloso Inhibidor Bebé Feliz para poder, a veces, ver la película de la tele en calma o, incluso, tener una conversación sobre la situación política en España, que casi no hablamos de eso...

Veamos.. que me he ido del tema... pues la mujer, con el inhibidor sin pilas, miraba al bebé gritando y llorando. Incluso el "conductor de primera, acelera, acelera", comenzaba a perder un poquito la paciencia, así que la señora sacó su mejor arma de destrucción masiva y levantando el dedo señaló al exterior del autobús y le dijo al niño:

-¡Mira!! ¡Un policía!!

Y el infante se calló. Radicalmente. ¡Un policía!! Yo imaginé que no era la primera vez que le amenazaba con eso. Que supuestamente le habrá dicho ya que se lo van a llevar a la cárcel. Igual que he oído alguna vez señoras emperifolladas en la calle que cuando paso con mi perra Miranda le dicen a sus nietos que "Mira que perro más grande... No llores que se te va a comer", con lo que  unen un nuevo terror a su rosario de amenazas. Y entonces voy y pienso que ya desde pequeño nos manipulan con el despiste. Si. Cortan de un tajo nuestra necesidad, nuestro sentimiento, nuestro posible trauma con un despiste que se puede disfrazar de policía, autobús, coche de bomberos o melón de Villaconejos. Nos dejan con la lágrima a medio salir y el gemido encapsulado en nuestra infancia. Luego, claro, venga a visitar nuevos terapeutas que nos abran esas puertas o borren recuerdos. Pero si vamos más allá, podemos pensar que la sociedad hace lo mismo y sobre todo los políticos. Que somos como niños que lloran en un autobús y los políticos nos despistan con cosas como "Que ha ganado La Roja o Perdone no volverá a pasar". Y no nos damos cuenta. O no nos queremos dar cuenta. Nos despistan y nos dejamos. Nos quejamos y luego seguimos manteniendo un gobierno que juega con nosotros. Nos llamamos revolucionarios y nos acomodamos en la mugre. 

Así que igual deberíamos estar atentos. Igual este gobierno tiene la patente de ese inhibidor del que hablo y lo usa contra nosotros. Igual deberíamos estar más en guardia y pelear por el futuro que tan sólo es nuestro. Igual deberíamos de recordar. Extraernos el chip que nos han implantado sin siquiera saberlo. Igual deberíamos de unirnos todos y pelear juntos. Igual aún hay esperanza. 

Pero seguimos dejándonos manipular, despistar. Nos acostumbramos a la sumisión y puede que hasta nos guste...

Y no me ha tocado la lotería y mañana es Nochebuena. Y si seguís leyéndome puede que os despiste y olvidéis todo lo que he dicho antes. Y seguro que cuando salgáis de este blog ni siquiera recordaréis quién soy. Que peleo por mi sueño. Que escribo y vivo. Que igual un día volveréis a visitar estas líneas para "ver que nuevas locuras se le ha ocurrido a Espinosa". Así que no nos dejemos. Estemos atentos y dejemos el despiste para los bebés que van en un autobús con el inhibidor sin batería y fuera de cobertura. 

Y todo mi cariño y afecto a esas madres fundadoras del GIMCE.

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