AMOR INCONDICIONAL...



El otro día estaba en el veterinario esperando para comprar unas cosas y asistí a otra pincelada de la crueldad y el poco interés que ciertas personas muestran por el reino animal. Una mujer cargada de joyas e insensibilidad hablaba con la veterinaria intentando explicarle que se había llevado a su madre a su casa, posiblemente algún chalet playero con vistas a la indolencia, y le era imposible encargarse de la perrita de unos 14 años que había dado su vida por aquella anciana sin demandar otra cosa que una caricia de vez en cuando. Hablaba y hablaba e intentaba explicar que ya era muy anciana (la perrita) y que su madre no se podía hacer cargo de ella. La única solución, una eutanasia rápida e incomprensible que la hiciese descansar de esa vida de la cual, el animal, no estaba cansado en absoluto. Yo la oía hablar y justificarse, mientras movía sus muñecas sonoras de pulseras y oros que intentaban distraer nuestra atención como si fuese un político enfrascado en recortes teñidos de fútbol y copas de Europa. Mi interior comenzaba a hervir y mi alma se me escapaba por todos los poros de mi cuerpo. La veterinaria le explicaba que ellas sólo ponían a dormir a un animal si estaba en una situación extrema de enfermedad en la que la vida fuese más una carga que una solución. Pero la, para mí, asesina, no podía aceptar que el animal viniese a desmontar su maravillosa casa con supuesto césped, piscina último modelo que se pierde en el horizonte de lo absurdo y decía constantemente que firmaría cualquier papel sentenciando la existencia del animal a la oscuridad y el olvido.

La cosa quedó en que bajaría a la perrita en media hora para que le echasen un vistazo, para ver si estaba en unas condiciones que justificasen la muerte. Sinceramente, no sé lo que pasó. Podría preguntar, podría saber, pero sé que la mujer en cuestión, habrá ido de una clínica a otra buscando aquella en la que pese más el dinero que la humanidad. 

Algo me dice que el chalet con vistas a la mezquindad, no goza de una perrita cargada de años y con amor a rebosar. Me pregunto si la mujer que se ha deshecho de ella haría lo mismo con su madre si fuese posible. Yo por mi parte, cuando la mujer estuvo a punto de marcharse, no pude más y le dije que se la quedase ella. Que si haría lo mismo con su madre. Estuve a punto de perder los papeles indignado por la insensibilidad. Pero el ruido de sus collares mezclado con el de las pulseras, debió de ensordecer sus oídos, porque salió muy digna por la puerta y yo me quedé con mi rabia. 

Y me da tanta pena... Hace muchos años, allá por los ochenta, me uní a un grupo de inconscientes que queríamos salvar el mundo y empezamos por los perros y gatos abandonados. Se fue formando una asociación que recaudó algo de dinero y cogimos una pequeña casa granja en la que aquellos perros traicionados, venían a nuestros brazos y se cargaban de cariño incondicional. Vi de todo. Fui testigo de casos que no podía aceptar que el, tan mal llamado  ser humano, fuese capaz de causar y permitir. Poco a poco la asociación se cargó de socios y presidentas que no se manchaban las manos pero aparecían sonrientes en fotos rodeadas de aquellos que solo querían caricias y amor. Nosotros nos manchábamos de barro y babas, pero nos íbamos a casa impregnados de felicidad y cariño. Mucho tiempo después abandoné mi ciudad y la asociación. Sé que pelearon mucho tiempo por limosnas y comprensión, pero no sé que habrá ocurrido después de tanto tiempo. Nunca se acabará con el maltrato, porque está innato en el ser humano. Los animales son perfectos para volcar esa falta de humanidad, ese salvajismo que cada día es más patente. Porque esos animales sólo conocen el amor y no se revuelven, no pelean por entender, porque cuando son abandonados, deben de pensar que algo malo le ha ocurrido a sus dueños, intentan volver, mantienen la esperanza, no saben de rencores ni odios, solamente esperan, pacientemente y eso mata mi alma...

Dicen que los que defendemos tanto a los animales es por alguna carencia que se remonta a la infancia o intentan dar explicaciones que tranquilicen las conciencias de aquellos que se creen superiores y dueños de una naturaleza que es única y no sabe de amos. Yo, sinceramente, si amo los animales por carencias afectivas, agradezco a todas ellas que me hayan hecho así... 

Y aún hay gente que pelea por los derechos de los animales. Que escuchan su grito. Que una y otra vez se levantan con la voz y atraen la fuerza. Una de esas personas que, aparte de fascinarme como actriz lo hace como ser humano,  es Antonia San Juan. A traves de twitter conocí su implicación en contra del maltrato animal. Ves cómo  transmite su amor por los animales, cómo denuncia el horror del maltrato y sabes que una horda de seguidores secundará su iniciativa haciéndose oir. Todos los lunes, por la tarde, todos los que peleamos contra el salvajismo, lanzamos un grito traducido en #noalmaltratoanimal. Si lees esto y te quieres unir, busca a Antonia en su twitter y únete... Sé que es imposible dar las gracias en 140 caracteres y aquí no tengo límite. Así que agradezco a Antonia y a todos aquellos que pelean día a día, su grandeza, su corazón, su espíritu lleno de amor. Doy gracias a todas esas voces que estuvieron ese día conmigo en la clínica, todas aquellas que hubiesen dicho mucho más, pero que sé que de nada hubiese servido... Gracias a todos los que sienten. Gracias a todos los que aman a los animales. Así que si tenéis una mascota en casa miradla a los ojos y notad su amor. Yo tengo a la mía aquí a mi lado, la oigo respirar, soñar... a mi lado, rodeada de tranquilidad. Sabiendo que conmigo no tiene nada que temer. La mía tiene una historia especial. Ella ha sido siempre feliz, pero su padre fue un perro maltratado... Mirad a vuestras mascotas y abrazadlas. Por todas aquellas que puede que hoy sean lanzadas a una calle llena de terrores y peligros. Por todas aquellas que recibirán golpes y desprecio, quizás cargadas de risas y reproches... Esas mascotas que no entenderán los insultos y aún darán lametazos a esa mano que las desprecia... Y perdonad que sea tan cruel... pero es así... Intentemos pelear. Denunciar. Hacer saber... Que son nuestros amigos. Que la fiesta de los toros no es ningún arte ni ninguna fiesta. Que nuestro país se enorgullece de fiestas teñidas de gritos de terror...

Otra vez gracias Antonia. Sigue con tu labor contra el maltrato animal y todos aquellos anónimos de presencia, pero con un alma con nombres y apellidos, seguid amando y no permitiendo aquello que es inconcebible...

Gracias...



Comentarios

  1. Enhorabuena por un precioso, a la vez que duro, texto. Toda una oda a esos pequeños-GRANDES seres con una humanidad extraordinaria que va más allá de los denominados "Seres Humanos". Unos compañeros de vida con unos instintos y sentimientos esencialmente puros, no corrompidos, benevolentes, de bella generosidad, portadores de una nobleza y fidelidad jamás entendida así, de esa forma, por los "Seres Humanos", casi intentando incluso hablar a los que los acompañamos, amamos y respetamos como uno más de la familia y/o más allá, un sentimiento extraordinariamente bello que podemos entender los que los queremos. En diversas ocasiones observo su mirada, que no sus ojos, y pienso; Cuánto nos queda por aprender y desaprender de vosotros, queridos amigos, para ser tan puros como vosotros y, sin embargo, los conceptos están equivocados en muchos casos; Animal o ser humano... ¿Quién es quién?... Me gusta mirarme en esos ojos que me acarician con la mirada y en los de esos seres, no me siento juzgado por una mirada tan expresiva y transparente. Si somos seres humanos... seamos más humanos, en caso contrario: Seamos más animales. Gracias por tu texto y, si se da el caso, por leer mi humilde comentario. Un respetuoso y cálido abrazo y, si me lo permites de nuevo; Enhorabuena.
    En algún lugar del tiempo... nos encontraremos.

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  2. Cuán desagradecidos somos los seres humanos para corresponder a los demás por el amor recibido y menos mal que el dar amor no nos cuesta nada que si tuviéramos que pagar, aún daríamos menos. Qué distinto es el reino animal, verdad? ellos sí saben amar desinteresadamente, no aprendemos nada, sólo unos pocos, gracias a Dios, se salen de los arquetipos de esta sociedad. Gracias por compartir.

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  3. Ahora son Ruby, Diana, Ninuca y Nela las que me dan su compañía y cariño. Antes fueron Lucky, Collarín, Luna y mi querida Katy. Eran Perros y Gatos, da igual quien era quien. Para mi ellos fueron y son parte de mi misma y todos tienen mucho en común: fueron encontrados, recogidos de la calle, adoptados .... y uno (chucho total, precioso) comprado, por pena, por angustia de ver como se golpeaba contra los barrotes de aquella mínima jaula donde lo habían metido esperando un comprador que podía tardar semanas o meses …..

    Yo no se lo que cada uno de mis adorados compañeros ha vivido y sufrido antes de encontrarnos (una apareció en la escalera de mi bloque, posiblemente echada de la casa donde vivía ... Aterrorizada, cuando intenté cogerla, se quería refugiar en el hueco de la escalera que hubiera sido su muerte segura desde un 6º. piso …

    A otra la recogí de la calle con su camada de pequeñines un durísimo invierno en el que no dejaba de llover...

    A Nela la adoptamos de una protectora donde nadie se interesaba por ella, porque con 3 meses ya pesaba más de 20 kgs....)

    Cada uno tiene su propia historia y su propia personalidad, pero todos me dan su cariño, me vienen a saludar cuando llego del trabajo, cuando notan que estoy triste se ponen a mi lado, dándome un apoyo infinito que, gracias a Dios, alcanzo a comprender…. Somos una familia, compuesta por personas y animales y, aunque casi nadie lo entiende, somos felices así.

    No hace falta que diga que cada vez que me llegan noticias sobre abandonos, sobre crueldad absurda y gratuita contra gatos, perros y otros pobres animales, enfermo. Literalmente enfermo y me avergüenzo de mi especie. Es tan hermosa la vida, que es imperdonable que nadie se atribuya el poder de quitarla estúpidamente con cualquier tipo de excusa, lo llamen tradición, arte, diversión o ciencia.

    Siempre he luchado y lucharé en la medida de mis posibilidades para ayudar a mis nobles amigos, caseros o salvajes, y siento pena de quien pasa por la vida sin gozar de la felicidad que da tener el cariño y la ternura de algún peludito.

    Gracias Javier por acordarte de nuestros indefensos amigos y por lograr que nos demos cuenta de que queda mucho por hacer y que de todos depende que se consiga.

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