Temporada 1 - Episodio 3 "Aún recuerdo a Elsa"





Hace unos días enciendo la televisión y me encuentro una escena en las noticias. Al principio extraña y curiosa. Una señora de unos cincuenta y tantos, va por la calle y se acerca a un cubo de basura. Sobre el muro, al lado del cubo, hay un gatito que debe incluso estar ronroneando ante la llegada de esa mano que le va a acariciar, para su disfrute y entretenimiento. La señora en cuestión (por llamarla de alguna manera), acerca su mano y agarra al animal. Cuando creemos que le va a acariciar, abre la tapa del cubo de basura y lanza al felino, cierra la tapa y se marcha tranquilamente. Afortunadamente las cámaras de una casa cercana, filma la escena para desgracia de aquella bestia que camina erguida. Supongo que todos habéis oído y visto la noticia. Dicen, que actualmente es la persona más odiada del planeta. Hay movimientos en redes sociales en su contra, se pide que la despidan de su trabajo, que la metan en la cárcel... ¿Por qué no meterla en un cubo de basura y olvidarnos de ella? ¿Cómo puede ser que el ser humano llegue a esos límites? Aunque no olvidemos que con su propia raza es igual de cruel y despiadado, sin importarle edad, raza, sexo, condición... 

 Y, ¿a qué viene todo esto? Os preguntaréis, pues a que el incidente en cuestión, me recordó una serie que seguí con devoción a mis diez añitos. Se titulaba "Nacida Libre". No fueron muchos episodios, creo que diez o doce, pero me hicieron sentir pasión por el genero animal (aún más del que sentía para entonces). Desde mi más tierna infancia he sido de los que he defendido cualquier ser viviente; me peleaba por defender a un escarabajo que era torturado por dos chiquillos de mi clase. Montaba la de san Quintín si veía que alguien quemaba hormigas con una lupa aliada con el sol. Incluso me llevaron a una corrida de toros de pequeñito y fue la última vez que asistí a semejante aberración. No entendía la razón por la que la gente disfrutaba viendo como aquel animal se desangraba y sufría. "Es arte", dicen hoy... No quiero entrar en esa guerra bizantina que no nos llevará a ningún lugar. Algo se me quedó grabado, alguien exclamó con pañuelo blanco en mano y sombrero de paja: "¡Qué muerte más bonita!" Y yo, pobre de mí, me pregunté: "¿Desde cuando una muerte es bonita?" 

Así que la leona Elsa hizo mis delicias, lloré de emoción, de alegría, de tristeza pero, sobre todo, aprendí grandes lecciones sobre el amor, la amistad, la libertad y que no somos dueños de nadie, que el verdadero amor se basa en dejar vivir, en compartir pero no exigir, en no adueñarnos de nada, que todo ser vivo recorra nuestro camino, cerca, acompañándonos, recibiendo nuestras caricias, aceptando las suyas, siendo amigos, compañeros, pero nunca amos.

Muchas veces, con la gente que quiero, comentamos aquellas series que nos alimentaban de valores y estoy seguro de que hoy en día existen otras que lo hacen de diferentes maneras. Pero una cosita en mi interior, reconoce que no hay figuras como Elsa, como Furia, como Flipper, como Lassie... Algo se ha perdido, se ha extraviado en nuestra memoria y se ha confundido con una sociedad en la que me siento aturdido. Por eso pienso en aquella leona y su vida, por eso veo una mujer que tira un gato vivo a la basura y sólo vienen a mi mente aquellos años, aquellas imágenes y aquella canción con la que empezaba la serie.... aquella "Nacida Libre".

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