HOPELESSLY DEVOTED....



¿Os suena...? A lo mejor a sí... a lo peor no... Pero tiene su razón de ser. Os cuento a qué viene todo esto...  La semana pasada estuve unos días en Madrid y me quedé en casa de mi amiga que aquí la voy a llamar Laura. Una de esas noches que salíamos a pasear a los perros me dice:

-Javier, eres muy mitómano, ¿no?

No me preguntéis a que venía esa pregunta, pues no recuerdo la conversación en si. Yo le contesto.

-No... si soy mitómano es sólo con Olivia Newton-John.

Ella me mira así con cara de susto y me responde:

-No me lo puedo creer... ¿Olivia? ¿Tú sabes que yo la conozco no?

En ese momento mi piel se erizó con promesas de estarlo los próximos veinte años. La miré con adoración y a punto estuve de tener una bajada de tensión con su consiguiente vahído histriónico.

-¿La conoces??? (debéis añadir a esta pregunta una pizca de nerviosismo, intentos de no gritar demasiado y peleas por evitar el desmayo apocalíptico).

-Si... vamos.. que la conocí hace un verano en Ibiza.

Mis ojos como platos, mi corazón a cien, mi mente a mil por hora.

-Me estás dejando alucinado... -digo yo.. o no lo digo.. ya no recuerdo mis palabras.

-Pues te diré, Javier, que es absolutamente encantadora y habla algo de español.

Aquí es ya cuando empecé a perder los papeles. Debo comentar antes que tengo adoración por Olivia. Que la sigo desde la infancia y que no he dejado de admirarla desde entonces. Que es mucho más que una chica que hizo Grease y después Xanadú. Que tiene decenas de discos, películas y su labor contra el cáncer es digno de un Premio Nobel. Y sobre todo, que de alguna manera me ayudó en un momento muy importante de mi vida, en el que estuve a punto de marcharme para siempre de esta vida que no entendía. Por lo tanto el mero hecho de imaginar que pueda llegar a conocerla me produce una absoluta felicidad.

En mi inicio de pérdida de papeles, confesé:

-¿Español? Madre mía, yo he soñado un par de veces con ella (mentira, he soñado muchas más) y habla español!! ¿Cómo te quedas?

-Pues fíjate, que cenamos con ella y nos cantó esta canción de la película Grease... esta que no recuerdo bien... que va así algo como... (aquí ella va y tararea a duras penas una melodía).

Yo, así, sin anestesia, en medio del parque, decido darlo todo y me pongo a berrear para que me oiga el mundo entero:

-Hopelessly devoted to youuuuuu......

La cosa fue más allá...

-Pues tengo su teléfono, pero creo que no debo de dártelo..

Yo:

-Lo entiendo claro...

Y al igual que en su canción, mi mente lo entendía pero mi corazón no. Imaginé formas de conseguir ese teléfono, pero supe que ante todo estaba mi fidelidad hacia mi amiga. Maldita honestidad...

-Además, hablamos mucho por facebook.

Yo, para rematar el colmo de lo absurdo, digo:

-Y te dice: Hola Laura... ¿Tú sabes lo que es eso? A mi si me dijese,  Hola Javier, me daría un auténtico patatús... Eres taaaaan afortunada...

-Si, si, pues que sepas que me ha invitado a su casa....

-¿A su casa??????? (grito ya desesperado, grito de plegaria, de absoluta rendición), a la de ¿California???

-Justo, a esa...

-¿Y no vas a ir????? (era como no aprovechar una vuelta al mundo, un sueldo de Nescafé para toda la vida, un Oscar de Hollywood, tener el teléfono de George Clooney... )

-No, ¿qué hago yo allí?

En mi mente se repetía... ¿qué hago yo allí? ¿qué hago yo allí???

-Pero Laura, yo voy contigo, nos vamos los dos....!!!!

Yo seguía con la piel de gallina, con el corazón a cien y la ilusión a punto de salirme por todos los poros de mi cuerpo.

Y llega el remate:

-Pues que sepas que viene el 17 de agosto y hemos quedado a cenar.

En ese momento, por mi mente paso toda mi vida futura: lo que me iba a poner, lo que no me iba a poner, lo que me gustaría ponerme, lo que le diría, lo que no le diría, las fotos que nos haríamos, las que pondría en facebook, las risas, los abrazos, el futuro como amigos... Pues si.. tooodo eso paso por mi mente y más... 

Así que ya, muerto de la felicidad, agarro el teléfono y llamo a mi pareja para contárselo. Descuelga y yo digo:

-¿Sabes qué??...

Pero veo a mi amiga que se echa a reír  a la vez que pone una cara de terror y comprendo. Así que digo:

-Espeeeera que ahora te llamo. 

Y cuelgo.

Laura me mira y le digo:

-¿Todo era broma?

Y me dice que sí. Que creyó todo el rato que yo le estaba siguiendo la corriente y que había momentos que dudaba, pero al ver que cogía el teléfono decidió dar fin a ese sagrado momento. Que cuando me dijo lo de que le había invitado a su casa y yo, que le daba todas las respuestas porque soy así, porque me gusta preguntar y ser tan sumamente amable que cuando me meto en mi mundo, hago preguntas que respondo al segundo, pues Laura me dijo que supo que yo me lo había creído todo desde el principio y que no sabía como pararlo. Que me veía tan emocionado, que ya le daba apuro el romperme el sueño.... ¿Cuándo lo pararía....?

Y os preguntaréis ¿y no te enfadaste? Mi respuesta... no. No os podéis imaginar lo feliz que fui durante quince minutos. Quince minutos en los que vivi un sueño, ese sueño que todos hemos tenido. Luego nos reímos muchísimo, recordando mis salidas de tono, mis gritos cantarines (a los que faltaba emular a Julie Andrews en el principio de "Sonrisas y Lágrimas"). No me enfadé, porque sentí ese momento y aún me quedan los posos de la ilusión. Fue un momento mágico, en serio y aunque os extrañe, le agradezco a mi amiga que me lo regalase, aunque fuese broma.

Y como todo es por algo, al día siguiente estuvimos con un grupo de personas en una sesión de fotos y salió este tema. Alguien dijo que hay una teoría por la cual hacen falta seis personas para que alguien se encuentre con esa persona que desea conocer. Y de alguna manera se puso el mecanismo en marcha, porque una de ellas dijo que iba a hacer los imposible para que termine conociendo a Olivia. Y tiene las armas para hacerlo.

No sé lo que ocurrirá. No sé si algún día publicaré aquí una foto mía con Olivia a mi lado, sonrientes y, naturalmente, mi amiga al lado, por hacerme sentir así de feliz en aquella noche en un parque y ser el comienzo de ese engranaje.

¿Qué nos enseña esto? Que imaginar un sueño nos regala minutos de felicidad, aunque luego pasen, aunque luego se queden ahí. Como ese delicioso manjar que disfrutas lo que dura una cena, pero que te deja ese sabor, esos minutos suspirando. O esa película que te hace compartir aquello que puede que vivas o no. Fui feliz, soy feliz, porque durante quince minutos conocí a Olivia, la abracé, sentí su conexión y nos juramos amistad eterna. Pero sé que por encima de todo eso, tengo  a alguien que me demuestra mucho más que todo eso, que es real, que aunque no se llama Laura, sabe quién es y me hace reír, me hace sentir bien...

Gracias Laura, por ser especial y por regalarme momentos que no voy a olvidar.

Soñad, sentid y sed felices aunque sea un segundo....



Comentarios

  1. Que bonito soñar... te juro que si alguna vez en esta vida consigo conocer a Olivia, sin dudarlo te la presentaré.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

HASTA SIEMPRE, MIRANDA...

CUANDO SE ACABA EL TIEMPO

UN CUBO DE AGUA FRIA.